¿Qué formula de negocio elijo?Si has decidido trabajar por cuenta propia y quieres ser empresario, ya has hecho mucho… la decisión que has tomado es de una gran responsabilidad y te llevará tanto tiempo y seguramente dinero que antes de dar el siguiente paso deberías pararte a pensar. Mientras reflexionas, te aconsejo de evalúes las cuestiones que te planteo con el fin de que elijas bien cuál es la fórmula que más te conviene para desarrollar la iniciativa que te has propuesto.

Si uno decide ser emprendedor y apostar por el autoempleo ha de saber que existen tres fórmulas fundamentales que pueden ayudarle para cumplir con su deseo.

La primera de ella es apostar por el negocio tradicional. Empezamos desde cero con una idea –a poder ser brillante y novedosa- que requiere de un esfuerzo importante tanto económico como de tiempo. Lo adecuado es hacer un plan de viabilidad que evalúe cuáles van a ser las posibilidades de éxito de nuestra iniciativa antes de levantar la persiana del negocio. Primero sondeamos el mercado para ver las ventajas de nuestro producto respecto a la competencia, hacemos una evaluación de los costes, tipo de alta que más nos conviene –autónomo, SL, SA, cooperativa…-, impuestos, licencias, local, empleados, stock, publicidad… que vamos a necesitar y que nos darán una idea de la inversión inicial y por supuesto una estimación de cuándo y cómo no sólo recuperaremos nuestro dinero sino que empezaremos a obtener beneficios. Aquí está claro que todo nuestro éxito o fracaso depende en exclusiva de que acertemos en los pasos previos porque ‘la criatura’ será nuestra desde el inicio… y también nuestro el dinero y nuestro el esfuerzo y el tiempo que le dedicaremos.

Si barajamos la opción de hacernos con un negocio que ya tenga marca propia, lo que nos puede dar unas ciertas garantías (no todas) de éxito en cuanto a la aceptación del público por el producto y la marca, entonces podemos pensar en establecer una franquicia. En este caso, del negocio ‘llave en mano’ ya no comenzamos desde cero sino que partimos de una base y una supervisión. Supervisión que por supuesto no es gratuita ya que los costes económicos son mayores que si la empresa que pusieras en marcha fuera exactamente igual pero sin marca franquiciada. Al canon de entrada hay que añadirle los costes de poner en marcha nuestro negocio (los mismos que si fuera tradicional) aunque ya no deberemos ocuparnos de la logística. Así ni el stock ni el marketing del producto serán una preocupación porque previo pago lo tendremos a nuestra disposición. Esta fórmula tiene sus ventajas porque pensar en estrategias comerciales, realmente hay que pensar poco, sobre todo porque no te dejan. Las franquicias con ese celo que tienen por conservar lo genuino de su marca establecen una línea férrea sobre cómo actuar con sus productos que más te conviene no apartarte ni un milímetro de ella si quieres permanecer en la estructura. En eso precisamente reside su éxito para no desvirtuar la imagen que se han creado. Pero claro, puede ser que las líneas comerciales que marcan las casas madre no tengan las mismas repercusiones ni aceptación en una gran ciudad que en un pueblo, ni qué decir ya cuando nos referimos a franquicias internacionales donde las consecuencias de la misma estrategia comercial en Asia se debe parecer en resultados a la de Sudamérica como un huevo a una castaña… Pero cuidadito con protestar para velar por tus intereses porque los tuyos no valen. Los que prevalecen son los de las franquicias. Tú lo firmaste. Lee bien la letra pequeña… Efectivamente es así. Aunque el tiempo, el esfuerzo y el dinero sean tuyos, fundamentalmente tuyos.

Por último y en esto de poner en marcha un negocio, existe otra opción: la de unirte a una compañía con un sistema económico ya reconocido y en funcionamiento que requiere poca inversión, te facilite las cosas y donde no haya quien te dicte cómo desarrollarlo, dentro de unos límites adecuados, claro. Este sistema es la venta directa. ¿Es la mejor fórmula? Pues… para muchas personas sí. 70 millones en el mundo han decidido que sea ésta la que elijan para desarrollar su negocio de venta. Deciden aliarse a una compañía como representantes independientes que les ofrece los productos a vender, el marketing y la formación para promocionarlos y un sistema de compensación basado en su volumen de ventas –cuanto más vendes (tú y la estructura de distribución que hayas creado) más ganas -. Cero riesgos y éxito basado exclusivamente en tu esfuerzo personal.
¿Cuál es la mejor fórmula de las tres? Depende de muchas cosas… depende de la idea inicial que tengas (si es única en el mercado, no lo pienses y explótala). Depende del dinero que tengas para invertir y del margen de tiempo que necesites para obtener beneficios. Y depende de la libertad que quieras para desarrollar tu negocio.

Haz una lista con tus prioridades contestándote a las preguntas que te he planteado en este post y seguramente estarás más cerca de alcanzar la fórmula más adecuada. En cualquier caso, que tengas mucho éxito.

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