Ilusiónate con tu negocio¡¡¡Hola!!! ¿Qué tal? Hoy quiero hablaros de la ilusión. Seguramente porque yo estoy en un momento dulce o quizá porque he llegado a la conclusión de que la ilusión es la gasolina que me mueve tanto en mi vida profesional como personal. El caso es que hoy quiero dedicar mi reflexión a este tema. Y como este blog es sobre multinivel no voy a andarme por las ramas en otros ámbitos donde también considero que es esencial ir con la ilusión como bandera… así que ahí va mi tema de hoy –y mi recomendación-: ilusiónate con tu negocio (multinivel).

Seguro que si eres empresario, esto que te voy a contar te sonará. Vas a poner en marcha tu negocio tradicional, los trámites administrativos son un rollo pero ya lo tienes casi todo hecho, así que es hora de centrarte en cómo vas a decorar el local, el logo de tu empresa, la publicidad que vas a emplear como reclamo… e incluso estás pensando en quiénes son las primeras personas a las que vas a enviar una invitación para la inauguración. Sin duda estás ilusionado. Crees en tu proyecto y quieres que todo esté a punto desde el primer día para arrancar el negocio en el que confías y estás seguro de que te ayudará a alcanzar todos los sueños que te has propuesto.

Pues todo esto es lo que debes sentir también cuando vas a iniciar tu aventura en un negocio multinivel. Es verdad que no vas tener que decorar ningún local, ni diseñar ningún logotipo, ni tampoco hacer publicidad. Eso también es lo bueno de los negocios de network marketing. Pero ilusión tienes que tener -y mucha-. Es más, debes acumular esa ilusión que no vas a dejar por el camino en pelearte con el decorador y el diseñador gráfico en lo que va a ser tu trabajo. Debes centrar toda tu ilusión en formarte, en saber más sobre el negocio, sobre los productos que ofreces, sobre la empresa con la que vas a colaborar. Y sobre todo debes ilusionarte con lo que vas a conseguir en el futuro. Porque esa ilusión, esa lista de prioridades para ti y los tuyos va a ser tu verdadero motor, lo que hará que algo suceda. Por eso, la ilusión es más necesaria en el mundo del multinivel, incluso, que en los negocios tradicionales, porque esa ilusión debes mantenerla en el tiempo. Si al principio debías trabajar para conocer, para saber más sobre tu nuevo campo de acción, si tenías que encontrar los mejores compañeros de viaje en esta aventura, en cuanto tienes todo a punto debes ponerte en marcha (¿o se te ocurriría abrir las puertas de tu negocio con las paredes sin pintar o sin contar con luz?). Y ponerte en marcha es seguir ilusionándote porque has dado el primer paso para alcanzar tus primeras metas, y en cuanto has conseguido éstas, es cuando más ilusión debes tener porque están más cerca las siguientes: nuevos rangos, nuevas personas en tu equipo, crecimiento personal, formación para hablar en público… y cosas que tachar de tu lista inicial porque ya las has conseguido y otras que añadir porque puedes seguir soñando a lo grande.

Arrancar un negocio tradicional y sentarte a que alguien llame al albañil, al fontanero o al electricista por ti, queEmoción vaya a solicitar licencias en tu nombre, que elija tu imagen corporativa en tu ausencia o que abra las puertas sin que tú te hayas duchado y preparado tu mejor sonrisa, es algo que no te entra en la cabeza, ¿verdad?

Pues asociarte a un negocio multinivel haciéndote con tu licencia y sentarte a esperar a que ocurra algo mágico que lo haga funcionar sin haber hecho los deberes antes y sin haberte puesto las pilas de la ilusión es tan imposible como que tengas éxito en un local abierto al público con escombros al paso.

Si no tienes, pierdes o no mantienes la ilusión puedes cerrar el negocio porque ten la seguridad de que no funcionará. Y ese negocio da igual que sea el más tradicional o el más innovador, que sea de multinivel o que se limite a intercambio de materias primas. Así que arranca cuando estés seguro, no esperes a que nadie haga tu trabajo por ti -aunque tengas un buen equipo detrás-, y, sobre todo, ármate de ilusión. Sólo así tendrás el éxito asegurado…

Y ya sabes, si quieres comerte el mundo… yo te enseñaré cómo.

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